Textos (XII)




Mar brava. Cielo encapotado. Nubes de tormenta. Las olas se suceden. Seis, siete, ocho metros.       Comienza a llover con furia. Un barco en medio de la tempestad. Si pudiera decirnos cómo se siente tal vez no quisiera decirnos nada. Tal vez llevara la cabeza gacha y mirara al suelo. Tal vez. Confusión. Falta de claridad. Las cosas están fuera de lugar. Caos que no puede deshacerse. Es necesario algo para seguir adelante. Un método contundente. Puede que algo no demasiado ortodoxo. Cada mente es un universo indescifrable desde el exterior. Lo que para uno funciona puede resultar una locura visto desde fuera. Pese a lo irracional que pudiera parecer funciona. Una paso más en la evolución, camino o como se le quiera llamar. Un recorrido ya transitado que vuelve a llamar a la puerta. Conexión cuerpo mente. A través de un cuerpo liberado en cualquier grado de sus tensiones la mente responde como un aliado y no como un saboteador compulsivo. Hay un tiempo para cada cosa. Sale el sol. La mar es plana y apacible. Las nubes se alejan. El barco sigue su rumbo. Hasta la próxima tempestad y la próxima calma.

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