Personal (IX)

Fin de semana agitado. Boda en la familia. No hay muchas. Y por lo que parece, es difícil que haya alguna a corto plazo :) Aunque nunca se sabe, claro.
Ruta Barcelona-Orense ida y vuelta. La ida en tren hasta Leon y el resto en coche. Me gusta viajar en tren. Controlas lo que haces, si quieres estar sentado, dormir... Aunque el hecho de no poder fumar le añade un factor "estresante". Con las prohibiciones suele pasar eso, o te amoldas a la ley o la rompes, no hay otra. Vivimos rodeados de mandatos, algunos escritos y la mayoría no, que nos indican qué, como y cuando podemos hacer o no. Reconozco que las prohibiciones me suelen bloquear, no puedo evitarlo. Parece que sucederá lo peor, y cuando te atreves a hacer lo prohibido, resulta que la tierra sigue girando como si nada. Y no hablo de cosas realmente grandiosas. La programación y la costumbre pesan como una losa y es difícil darse cuenta de que somos libres y no es sano bloquearse en ningún ámbito.
Es agradable reencontrarse con personas que hace tiempo que no ves, y más si son la familia más cercana.
Después de unos días un tanto erráticos, el sábado, el dia H, fue extraño. Continuó la sensación de cansancio que ya arrastraba. Hay veces en la que te ves absorbido por una sensación y te olvidas de que puedes cambiar esa dinámica. El sábado fue un día de esos.

Personal (VIII)

La noche me despierta. Hago lo que tal vez no debiera. ¿comportarme como alguien supuestamente civilizado? jajaja

A veces creo que debajo del odio no hay nada. Porque allí es a donde conduce, a la nada más absoluta, si escarbas un poco. Hay que alimentarlo constantemente, como a un niño pequeño que se moriría. No puede subsistir por sí mismo.
Tal vez lo más justo sería pagar el silencio con el silencio, la no acción con la no acción. Tal vez.
Aún así, no soy capaz. Quiero creer que sí, pero como ya he dicho, hacer eso requiere esfuerzo.
Algo se rompe dentro de mí cuando actúo llevado por el odio y el rencor. Lo no expresado se vuelve acción sorda sin sentido. Tantas posibilidades llenas de lo absurdo que no sé adonde van...

Necesito limpiarme de tantas cosas que me manchan que no sé muy bien por donde empezar. Allí por donde caminé no quiero volver. Puede parecer que conozco las respuestas -esto se parece a aquello- pero no es así. Nada es lo mismo.

Ando perdido. Tanto tiempo sin saber las respuestas, sin tan siquiera tener las ganas de saberlas que he perdido el camino. Arriba y abajo. Lleno de luchas internas, como un vaso en el que no cabe nada más...

Se ha hecho de día. No esperaba llegar de esta forma. Quería evadirme otra vez. Quería despertarme ebrio y huir hacia ninguna parte. Quien sabe. Tal vez lo he conseguido. Esa ignorancia me hace sentir mal. A veces sientes en tu interior que lo que haces no está bien. No es bueno ignorar eso. Lo sé.

Quiero vaciarme de conceptos. Recuperar la energía que ahora no encuentro. Dar las gracias a la apatía por los servicios prestados, pero no, no te necesito más. Cuando sea el momento te volveré a llamar. Llevas demasiado tiempo en primera línea, ¿no crees?

Punzadas en el hígado. Tantos absurdos hechos materia, actos, que me pregunto qué es lo correcto para mí. Bueno, no me apetece seguir aparentando ser una víctima de las circunstancias. Eso es demasiado fácil. Ya sé lo que no me hace bien.

En esta realidad de palabras que no expresan lo que quieren decir me calma la música que esta hecha desde el alma. Hay paz en ella. La banda sonora de whalerider, de lisa gerrard es una de esas músicas mágicas.

Hoy quiero despertar de nuevo. Si así ha de ser, ir a donde tengo que ir, o tal vez no, pero saber el porque. Se me olvida hasta lo más básico...

Experiencias(II)

Actuar sin conciencia. Pura rutina. No ser capaz de darse cuenta de lo que es ni de lo que no. Afortunadamente, la vida te suele poner en situaciones que no esperas. Desde ahí, o cambias o te vas a la mierda. No hay más.
Llega un aviso desde arriba. ¿Es para mí? Parece que no... pero las alarmas saltan. Situaciones parecidas ya han sucedido en el pasado.
Me he quitado un buen peso de encima. No tener que fingir ha sido todo un alivio. Es muy cansado pretender ser lo que no se es...
La tensión de esta vez es distinta. Debajo hay una gran relajación. Es gracioso. Cuando tú cambias, cambia todo.
Relajación acompañada de tensión. No me quejo. Intento aprender.

Textos(III)

022

Por entre el dulce olor de la mañana desperté al nuevo día. Una sensación familiar me hizo sonreír. Otra vez tú. Los pajaros cantaban tu venida. Me tumbé sobre el césped con el corazón mirando a las estrellas y la espalda entregada a la tierra.
Vacié el cuerpo, el sagrado anfitrión, de huellas angustiosas del pasado. Pedí permiso para descansar. Me dormí.
Desperté de nuevo en medio de un no-sueño. Alegres palmas y música resonaban alrededor. La fiesta había comenzado. Me uní a ella corriendo, saltando, al compás de las flautas, de los tambores, de las trompetas. Olvidé mi venida al mundo.
No había un después. Ni cansancio. Solo. Un placer infinito por dejarse llevar, empapado en sudor, gritando y los demás también, una sola vez una sola voz. Me olvidé la piel en el suelo, lo que sobraba.
Llegó el silencio. No ordenes. No mandatos. Uno solo. Círculo de manos en círculos concéntricos. Sin final.
Dormí. Sonreí. El TÚ eras yo.

Personal (VII)

Vestido de payaso de circo. Un acróbata de la nula indiferencia. Así era ello. Un mártir de buenas costumbres y reflejos sin manchas. Uno de esos turbios personajes que prefieren revelarse y rebelarse, de las dos formas. Eso hacía su vida aparentemente plena, sin reproches ni hipocresías que fueran realmente profundos. Lo que pensaran los demás a veces le condicionaba totalmente y en otras ocasiones le daba lo mismo. Mejor vivir bien a su propia manera que incómodo a la del resto. El problema es cuando no sabe como vivir, ni de la forma correcta ni de la que no lo es. Así fueron los días de respuestas perdidas, de preguntas mal formuladas o mudas. Tal vez murió solo.

Personal (VI)

007

Sería conveniente desterrar conceptos como el bien y el mal El poner etiquetas no ayuda. Una vez que lo hacemos nos dejamos llevar por la mente analítica.
Al nombrar algo de una determinada forma perdemos la capacidad de sorprendernos, de mantener la capacidad de aprendizaje intacta, de maravillarnos por cada segundo, por cada cosa.
Disfrutar de ese bendito regalo está al alcance de todos nosotros, pero para poder hacerlo debemos, sin forzar el proceso, más bien fluyendo, desapegarnos de la interpretación errónea que tenemos de lo que sucede a nuestro alrededor.
Somos diferentes, y por lo tanto, tenemos distintas interpretaciones de la realidad. La individualidad nos concede la maravillosa oportunidad de emprender nuestro propio camino, desde nuestro propio punto de partida, y eso, pese a parecer sencillo, se vuelve difícil.
Al alejarnos de nuestro centro, cada paso cuesta más de lo que debiera. Normalmente nos creamos tales dificultades nosotros mismos. Hay que dejar de una vez de echar la culpa de los problemas a los demás.
Simpleza, fluir, confianza. Amor sin nombre. No hay que quitar nada, más bien transmutar.

Textos (II) Cabezas a punto de estallar

Nada es lo que debiera. Nunca supe si era barro lo que arrastraban mis pies o diamantes para hacer el collar más bello. Un pétalo repleto de sonrisas vibra a mi lado. Yo dejo detrás lo que no me acompaña. Así es la soledad que huye de los justos de corazón.
Malvivir es lo opuesto a tantas cosas para poder ser que podría defecar durante miles de años antes de haberme vaciado realmente por dentro. No hay un final donde puedas transformarte en mariposa multicolor. La mierda es siempre mierda. Se es lo que se es antes y ahora, cuando en la cabeza bullen las almas de los desbaratados de la resistencia, no deja de ser un pobre intento de pertenecer a lo que sabes que tal vez no puedo ser.

Un apagado impulso que no fue tal, mal visto por aquellos ignorantes de las propias verdades reflejadas en los muros transparentes. Mal que bien, deducir otros posibles futuros no debiera estar entre las competencias de los mortales.

Una vez fui lo que no pude imaginar. Aspiré la esencia de los dioses de vidrio tintado. Males de muchos para ser siquiera algo.

Al final, lo imposible resbala al comprender que se ignora lo conocido y el oro se transmuta en arena entre los dedos. Esperanza tras la esquina, prostituyéndose para aquellos desgraciados que no saben luchar por sí mismos. Reviento una y mil veces, exploto manchando el suelo de mierda, dándole un sentido a la inmundicia que veo alrededor. Juego con los restos, que nadie desea. No siento asco, aunque lo antiguo ahora sea negro como mi corazón. Juego a ser otra vez el mercader que se arrastra en bonitas palabras y falta de ganas, vacío como lo no deseado. No hay mas por el momento...

Huyo del que no sabe. Cada día es una vuelta confusa alrededor. Soy el que da vueltas y el que no se mueve. Quiero preguntarme y a los otros como se hace. No lo haré. Conozco las respuestas. Juego a ignorar e ignorarme. Soy lo que dejo de ser, la nada que se reinventa a sí misma, un efluvio de misterio para así poder perderme en lugares donde nadie me deje encontrarme.

Duele lo ignorado, el ocupar un sitio porque toca hacerlo. Subir hacia un supuesto cielo repleto de pétalos de rosas. Quien sepa algo más debería callar antes de hablar. Nuestra luz no es tal.

Llantos desnudos y aparentes aparecen ahora. Suaves como el primer tacto, aquel inocente ignorante de las maldades humanas. Desperté para dejar atrás un poco más de mí. Los restos de aquel pasado que a veces olvido siguen ahí. Debería jugar a pintarlos de color, a darles una capa de vida para poder admitirlos como compañeros y verlos a la luz verdadera.
Ahora descanso un poco, triste por mí y por lo que no quiero ver. La noche sigue aunque no sea tu destino descansar, me dice una voz al oído.

Poesías (III) shine

Lluvias de marfil
limpian la ciudad,
esa que acuna mis sueños
que entierra mis esperanzas.
Es áspera y dulce,
sin aparente dolor
ni ansias de tener;
vuelvo a sentir la lluvia,
los elefantes rugen en las calles,
aullo a la piedra eterna,
la musa de los sueños sin final
y suspiro de alivio.
Salió el sol que redime,
las sombras ya no me asustan,
y hasta que acabe el día
volveré a soñar.




En las esperanzas
de las almas dormidas espero,
abrazado a las burbujas
que suspiran un adiós
amargo y susurrante.


Entre ríos de luz ando sumergido,
en vehículos que transportan
aquello que no se ve,
las cosas antiguas
que a veces quiero olvidar.


Un antes y un después,
cuando sopla la brisa
y llego a saber que
aún sigo aquí
y pese a todo
aún respiro.

Ando perdido en nieblas
de azul transparente,
temiendo no salir
o queriendo tal vez entrar
aún más profundo,
allá adonde no llegan mis sueños.


Volvió el reflejo de nada
y cuando eso sucede
nunca sé que pasa conmigo
si realmente quiero
si deseo ser reflejo,
ser o dejar de.


Siento los pies de otro
conducir mis pasos,
alguien que sabe más de mí
de lo que llegaré a ser.
Quiero enfadarme
por esa gran ignorancia
y lo hago sin remedio
para ver que debajo
soy yo,
y que el amor conduce mis pasos