Poesías (III) shine

Lluvias de marfil
limpian la ciudad,
esa que acuna mis sueños
que entierra mis esperanzas.
Es áspera y dulce,
sin aparente dolor
ni ansias de tener;
vuelvo a sentir la lluvia,
los elefantes rugen en las calles,
aullo a la piedra eterna,
la musa de los sueños sin final
y suspiro de alivio.
Salió el sol que redime,
las sombras ya no me asustan,
y hasta que acabe el día
volveré a soñar.




En las esperanzas
de las almas dormidas espero,
abrazado a las burbujas
que suspiran un adiós
amargo y susurrante.


Entre ríos de luz ando sumergido,
en vehículos que transportan
aquello que no se ve,
las cosas antiguas
que a veces quiero olvidar.


Un antes y un después,
cuando sopla la brisa
y llego a saber que
aún sigo aquí
y pese a todo
aún respiro.

Ando perdido en nieblas
de azul transparente,
temiendo no salir
o queriendo tal vez entrar
aún más profundo,
allá adonde no llegan mis sueños.


Volvió el reflejo de nada
y cuando eso sucede
nunca sé que pasa conmigo
si realmente quiero
si deseo ser reflejo,
ser o dejar de.


Siento los pies de otro
conducir mis pasos,
alguien que sabe más de mí
de lo que llegaré a ser.
Quiero enfadarme
por esa gran ignorancia
y lo hago sin remedio
para ver que debajo
soy yo,
y que el amor conduce mis pasos

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