Absurdos XII




Te busco en el refresco, en la cola del pescado, en el túnel carpiano, en el tren de vida, pero no me dejas estar ahí. Triste por nomenclatura escupo hacia abajo y me lleno la cara de pétalos de mierda. Gano el concurso de caras cuidadas sin tener que prestarle nada a nadie. Con el dinero huyendo tan bien compro unos ancianos sanos y en perfecto estado y los dono a un asilo para que los atiborren a pastillas y les pongan el canal 24 horas de noticias a perpetuidad. 

Sueño que estoy en medio de una guerra. Me bombardean desde dos bandos. Haz esto y lo otro. Apocalipsis. Ahora las guerras son ideológicas. Al menos en el primer mundo. Nos tratan como a idiotas. Nos enfrentan por nuestras ideas pero no nos dan alternativas reales. Solo quieren el conflicto. Cuando les preguntan si hay algo detrás de las consignas están huecos. Son marionetas. A los que no son el 1% que tiene más de la mitad de la riqueza les/nos toca seguir el juego y dar palmas y pensar que somos afortunados por vivir en un mundo tan democrático -me entra la tos, perdón-. Siempre habrá alguien que merecerá nuestra compasión y al que pondremos como ejemplo de lo que no se debe hacer. 
El que no alardea de sus logros no consigue la atención hoy en día. Hay que gritar, amenazar, tratar a la gente como si fuera estúpida. Y a la gente le gusta. Los programas que denigran y maltratan son los más vistos. Nadie los ve pero son los mas vistos. Anestesian el alma. Calman ese instinto que quiere maltratar pero mantenemos dormido. Vérselo hacer a alguien es una metáfora de hacerlo nosotros. Luego nos quejamos de que haya violencia. 
Si alguien quiere salirse de la rueda y buscar su propio alimento allá él. No encontraras manuales. En la era de la desinformación puedes escoger muchos caminos. Casi todos erróneos. Falsos gurús gritan sus proclamas cual políticos de toda la vida. Las personas son gregarias y sumisas por naturaleza, así triunfan aquellos que dicen a los demás lo que han de hacer.

Finalmente te encuentro cabeza abajo pariendo por la boca un bogavante de seiscientos kilos al que llamas pequeñín y donas para la campaña "lo que está en boga va adelante", por la cual cien niños reciben ración de bogavante durante una semana y se salvan de morir de desnutrición intelectual. Para que no te pierdas te ato con un fino cordel y me acompañas como un globo, flotando aquí a mi lado. Bonito es lo que no es atún discrepo. 

  







     

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