Personal (IV). Algo del pasado válido para hoy

Otra vez la agresividad no expresada, quemando por dentro, queriendo salir, se vuelve la protagonista. Incapaz de expresar fácilmente con la palabra, los actos, en su mayoría inútiles, se vuelven la única forma de avanzar. Esos actos, eso si, en su mayor parte carecen de dirección que les de fuerza. Son como los hijos descarriados que sin la guia oportuna, extravían su camino y van dando tumbos de aquí para allá.

Qué fácil es jugar el papel de pobre víctima atacada por el mundo y las circunstancias. Pero incluso esa actitud, llegada la comprensión, se volvió falsa y artificial por su estupidez. Las cosas sin sentido acaban desmontándose solas.
En muchas ocasiones, hasta me doy cuenta de lo que debo aprender de las personas con las que me voy cruzando. Hay otros casos en los que las emociones nublan tanto mi juicio que soy incapaz. Una tela espesa se interpone entre lo que creo que soy y lo que sucede alrededor.
Lleno de falsos conceptos, aún complico más lo que realmente es sencillo.






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