Personal (II). Pequeño análisis puntual

Me siento como si llevara sobre la espalda una mochila que pesara una tonelada, llena de prejuicios, prohibiciones y sobretodo un deseo de control imposible de cumplir por razones obvias.
Esa atención constante consume gran parte de mi energía; por eso no es extraño que cuando algo sucede en mi cuerpo, o más bien, cuando lleva tiempo sucediendo, no lo perciba hasta que es demasiado tarde.

Esto se ve claramente en las recurrentes "molestias" en la rodilla izquierda. Con el paso del tiempo, he podido constatar que cuando ocurren los episodios de bloqueo, se debe a la tensión constante que normalmente ejerzo en las piernas y en la cadera de forma casi inconsciente.
Ese comportamiento -la tensión continua- se ha vuelto natural en mí, y su principal causante es el intento de la mente de controlar y reprimir, que no me permite fluir sin más.
Es sintomático que en el último mes haya tenido tres episodios similares, dos en la rodilla izquierda y otro en la espalda -las llamadas lumbalgias-.

Al menos puedo decir que en el último de ellos, del que todavía me estoy recuperando, mi comportamiento tras el suceso fue distinto.
En esta ocasión, en lugar de parar toda actividad física hasta creerme recuperado, seguí con una serie de leves ejercicios que explicaré en otra entrada, para mantener un leve tono físico y sobretodo liberar ciertas tensiones de una forma controlada y saludable.

Según diversas teorías, la zona izquierda del cuerpo se corresponde con los sentimientos y lo emocional.
También se cita en diversas fuentes de que las rodillas tienen que ver con el orgullo, con el dinero y con la adolescencia.
Todas ellas son explicaciones plausibles de ser aceptadas tal cual, pero como he podido darme cuenta de que ninguna de ellas me satisface de forma completa, seguiré mi intuición para llegar al origen de la dolencia.
Aún no he comprendido del todo el mensaje que me manda el cuerpo, pero estoy preparado para escucharlo.

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