Personal (I). Eso que a veces se pierde


Que fácil es a veces olvidar los estados naturales de la condición humana. Nos encerramos en la mediocridad de los estados mas densos de la conciencia; su vibración nos es mas conocida. Es mas sencillo sintonizar con la negatividad. Siempre lo ha sido.

En cambio, lo que nos viene dado desde el nacimiento pronto lo olvidamos. Es irónico, que nuestros mayores regalos sean los primeros que dejamos olvidados.

Pero la intención de este escrito no es ahondar en lo que ya todos conocemos. Lo que pretendo aquí es recordar que debemos hacer lo posible por recuperar la risa como un estado primordial.

Cuando nos permitimos reírnos de todo y, principalmente de nosotros mismos, pocas cosas hay que nos puedan afectar. Nada de lo que hacemos tiene la importancia que normalmente le damos.

Dejarse llevar por esa ligereza hace que el tiempo transcurra más lentamente, y que en esencia, disfrutemos de uno de los principios máximos, el vivir el presente con todas sus consecuencias, sin preocuparse por nada más.

Parece difícil permanecer en este estado cuando nos vemos agobiados por infinitos problemas cotidianos, pero como tantas otras cosas, a la vez es tan sencillo y por eso nos parece tan ardua la tarea, que dudamos de que pueda llevarse a cabo.

No hay un clic, nada que nos avise de que ya estamos ahí, y sin embargo, todo fluye...

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