VISIONES(V)




















Lo busqué durante tanto tiempo... Ser madre... La desesperación se instaló en mis entrañas. Creí ser terreno árido, incapaz de albergar una nueva vida.
Sentí los embates de las olas golpear infructuosas contra las paredes de mi útero, no ya verticalidades esponjosas, más bien muros de hormigón áspero. En esa concavidad yerma ningún fruto germinaría. Se me pudrió el corazón, seco, marchito. Le siguió mi sexo, insensible, seco, mustio, negó la entrada al esperma dador de vida. Desprecié a la vida, la acusé de ser estéril, y clausuré mi vagina para siempre.

¿Con que propósito repetimos los errores que cometieron nuestros padres con nosotros? Si tuviéramos un poco de conciencia y aceptáramos nuestra responsabilidad para con nuestro desarrollo espiritual, el mundo sería en muy poco tiempo un lugar maravilloso donde vivir.
Es muy fácil culpar de nuestros problemas a los demás. Cada uno tiene responsabilidad sobre sus actos. Nada puede cambiar eso. A eso se le llama conciencia, entender que cada cosa que hacemos, decimos o pensamos se transmite al universo, y éste nos lo devuelve multiplicado. Cuando nos encontramos con las mismas situaciones a lo largo del tiempo solemos decir que la vida nos trata injustamente. ¡Qué paradoja! La vida no tiene nada de injusto, la vida ES. Si no sabes ver que has de aprender una lección y seguir adelante escoges seguir tropezando en el mismo punto del camino.
La única solución posible es abrir nuestras mentes, más allá de lo racional, y comprender, sentir, no como un concepto, sino en el cuerpo, que no hay separación entre tú y los demás. Todos estamos conectados.

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