VISIONES(VII)




















Esperamos el momento durante días, décadas, miles de años. Nuestras dos almas se conocían desde hace tanto tiempo… Nada impedía esa unión perfecta. Sin prisas, sintiendo al otro, sin deseos individuales, respiramos al unísono como un solo ser. Nuestros ojos se miraron. Ya no volveríamos a mirar nada más… Enfrente el uno del otro, yo me senté encima de tus caderas. Me penetraste con dulzura, muy lentamente. Al fin me sentí completa, sin nada que agregar. Supe que tú sentías lo mismo. Tus brazos rodeaban mi cintura, protegiéndome y dándome calor. Seguíamos respirando de la misma forma. Sin prisas, sin la búsqueda de un orgasmo prematuro, de buscar el simple goce animal. Estábamos llevando a cabo un ritual sagrado, el mismo que al principio de los tiempos llevaban a cabo todas las parejas, cuando cada niño nacido venía a este mundo fruto del amor y una unión perfectas.
Comenzamos un suave vaivén, subiendo y bajando, concentrados en el movimiento interior de nuestras energías, en cómo pasaban de un cuerpo a otro, formando una órbita perfecta que subía, descendía, volvía a subir…
Sentí el momento en que me fecundaste. Una oleada de calor se concentró en mi vagina e inundó mi cuerpo. Crecí, me sentí viva por vez primera, completa, receptáculo de la existencia, ahora sí, libre y feliz, feliz de compartir esa experiencia contigo, con todos los hombres, con todas las mujeres de este mundo, y crear un mundo mejor.
Tú, mi hija, mi hijo, sin pertenecerme, vendrás a través de mí de esa forma ancestral. Serás el primero de la nueva estirpe. Queda poco tiempo ya. Nada que deba hacerse puede esperar. Es tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario